El TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad) es un trastorno neurobiológico que afecta principalmente la atención, el control de impulsos y la capacidad de regular la actividad física (hiperactividad). Es más comúnmente diagnosticado en la infancia, pero puede persistir hasta la edad adulta.
Los principales síntomas del TDAH se dividen en tres categorías:
Falta de atención: Dificultad para concentrarse, organizar tareas, seguir instrucciones o prestar atención a detalles.
Hiperactividad: Inquietud constante, dificultad para estar quieto y comportamientos excesivamente activos.
Impulsividad: Actuar sin pensar, interrumpir a los demás o tomar decisiones apresuradas.
El tratamiento suele incluir una combinación de terapia psicológica, intervenciones educativas y, en algunos casos, medicación.
Algunas recomendaciones comunes incluyen:
1. Terapia cognitivo-conductual (TCC):
Ayuda a cambiar patrones de pensamiento y comportamiento.
Enseña técnicas para mejorar el enfoque, la organización y la resolución de problemas.
Fomenta la regulación emocional y el manejo del estrés.
2. Terapia familiar o de grupo:
Involucra a la familia en el proceso de tratamiento para mejorar la comunicación y el apoyo mutuo.
Puede ser útil en casos de niños con TDAH para trabajar juntos en estrategias de manejo.
3. Técnicas de manejo del tiempo y la organización:
Uso de listas de tareas, calendarios o alarmas para estructurar el día.
Dividir tareas grandes en partes más pequeñas y manejables.
4. Estrategias de autocontrol y mindfulness:
Practicar técnicas de atención plena (mindfulness) para mejorar la concentración.
Ejercicios de relajación y respiración para controlar la impulsividad.
5. Rutinas y hábitos estructurados:
Crear una rutina diaria que incluya tiempos específicos para el trabajo, el descanso y las actividades recreativas.
Establecer un espacio de trabajo ordenado y libre de distracciones.
6. Refuerzos positivos y técnicas de motivación:
Usar recompensas por completar tareas o comportamientos positivos para mantener la motivación.
7. Intervenciones educativas:
Colaborar con la escuela o el lugar de trabajo para hacer adaptaciones en el entorno de aprendizaje o laboral.
Implementar tiempos de descanso regulares o ajustes en el formato de las tareas.
Si el TDAH afecta significativamente la vida diaria, un psicólogo también puede colaborar con un médico para evaluar la necesidad de medicación como parte del tratamiento.